lunes, 22 de febrero de 2016

πόλλ' οἶδ' ἀλώπηξ, ἐχῖνος δ'ἓν μέγα - Multa novit vulpes, verum echinus unum magnum



πόλλ' οἶδ' ἀλώπηξ, ἐχῖνος δ'ἓν μέγα - Multa novit vulpes, verum echinus unum magnum

El zorro sabe muchas cosas, el erizo una sola gran cosa

La frase corresponde a un fragmento de la obra del poeta griego arcaico Arquíloco (c.680-c.645 a.C.). La conocemos porque es repetida por diversos autores (Plutarco y Ateneo, entre otros) como un proverbio famoso. La versión latina citada arriba corresponde, a su vez, a Erasmo, quien la incluyó en su famosa colección de adagios.

La frase hace referencia a que el zorro, con toda su astucia y versatilidad, es derrotado por el erizo, que, si bien tiene una única defensa, es una muy efectiva. Esto puede verse como un argumento general a favor de la especialización, o en defensa de la idea de que a veces es mejor actuar con decisión siguiendo un único plan antes que apostar a muchas opciones. Ese es el mensaje de una fábula de Esopo que se considera relacionada con el proverbio: "El zorro y el gato". En la fábula, un gato y un zorro discuten sobre quién sabe más trucos. El zorro se jacta de que él tiene muchos; el gato confiesa tener sólo uno. Cuando llegan los cazadores con sus perros, el gato decide rápidamente subir a un árbol, mientras que el zorro permanece indeciso sobre cuál opción seguir y es capturado por los perros. 

La frase de Arquíloco es conocida hoy sobre todo porque Isaiah Berlin la tomó como título y punto de partida de su célebre ensayo sobre la idea de la historia en Tolstoy. Según Berlin, es posible dividir a los intelectuales y escritores en dos grandes grupos, los zorros y los erizos. Los primeros serían aquellos que comprenden el mundo sobre todo a partir de una única gran idea o teoría; los segundos, en cambio, aquellos que se nutren de una gran variedad de experiencias y concepciones que no pueden reducirse a un único concepto. Entre los erizos, Berlin incluye a figuras como Dante, Platón, Lucrecio, Pascal, Hegel, Dostoyevsky, Nietzsche o Marx. A su vez, entre los zorros, a Heródoto, Aristóteles, Montaigne, Erasmus, Molière, Goethe, Pushkin o Balzac. El argumento central del ensayo es que Tolstoy es un caso especial porque es un zorro que cree ser un erizo.

Confieso mi completa preferencia por los autores que Berlin clasifica como zorros. Muchos de mis favoritos se encuentran en su lista. Por el contrario, nunca he podido soportar por mucho tiempo la lectura de las obras de los erizos, con la única excepción de Lucrecio.

jueves, 18 de febrero de 2016

El "campesino de Mactar" - De pordiosero a Millonario en el Imperio Romano

Una de las inscripciones más famosas del África romana (CIL 8.11824 = ILS 7457) es la que contiene el extenso epitafio en verso de una persona que ha llegado a ser conocida en la bibliografía especializada con el título de “el segador de Mactar” (Harvester of Mactar, Le moissonneur de Mactar).

Mactar era una típica ciudad provincial, un pequeño pero próspero centro rural ubicado justo en la columna vertebral montañosa que divide las regiones norte y sur de la actual Túnez. En el período de los Antoninos y los Severos la comunidad experimentó un auge notable que se reflejó en un verdadero “boom” de grandes construcciones cívicas.

El epitafio del segador fue descubierto en 1883 en el entorno urbano de Mactar y se encuentra actualmente en el museo del Louvre. La piedra en la que estaba grabado el texto de la inscripción es una estela rectangular de poco más de un metro de altura y alrededor de medio metro de ancho (véase la imagen a la izquierda). El texto está grabado en una letra elegante que imita concientemente una caligrafía común en libros.

Tradicionalmente, la inscripción fue ubicada temporalmente en el período de los Antoninos y los Severos, dado que se consideraba que su extraordinaria historia de ascenso social no habría sido posible en un período posterior. Sin embargo, en su reciente libro Bringing in the Sheaves: Economy and Metaphor in the Roman World, Brent D. Shaw ha argumentado convincentemente que procedería de la segunda mitad del siglo IV d.C. o incluso más tarde. La nueva datación refuerza la imagen defendida por varias investigaciones de las últimas décadas sobre la prosperidad de la región durante la Antigüedad tardía.

Como no existe, hasta donde pude ver, una traducción española del texto disponible online, os dejo aquí una rápida mía:

paupere progenitus lare sum paruoq. parente,
cuius nec census neque domus fuerat.
ex quo sum genitus, ruri mea uixi colendo:
nec ruri pausa nec mihi semper erat.
et cum maturas segetes produxerat annus,
demessor calami tunc ego primus eram.
falcifera cum turma uirum processerat aruis,
10 seu Cirtae Nomados seu louis arua petens
demessor cunctos ante ibam primus in aruis
pos[t] tergus linquens densa meum gremia
bis senas messes rabido sub sole totondi
ductor et ex opere postea factus eram.
undecim et turmas messorum duximus annis
et Numidae campos nostra manus secuit.
hic labor et uita paruo cont(ent)a ualere
et dominum fecere domus, et uilla paratast
et nullis opibus indiget ipsa domus.
20 et nostra uita fructus percepit honorum,
inter conscriptos scribtus(sic) et ipse fui.
ordinis in templo delectus ab ordine sedi
et de rusticulo censor et ipse fui.
et genui et uidi iuuenes carosq(ue) nepotes.
25uitae pro meritis claros transegimus annos,
quos nullo lingua crimine laedit atrox.
discite mortales sine crimine degere uitam:
sic meruit, uixit qui sine fraude, mori.

Nací en un hogar humilde y de un padre pobre,
Que no poseía fortuna ni casa.
Desde que nací, viví en el campo cultivando los míos
Y nunca había descanso ni para los campos ni para mí.
Y cuando el año había generado la mies madura,
Entonces yo era el primero en segar la paja.
Cuando la turba de hombres que portaban la hoz avanzaba por los campos
Y se dirigía a los terrenos de Cirta de Numidia o de Júpiter
Yo iba primero por los campos delante de todos los demás segadores
Dejando el denso conjunto detrás de mi espalda.
Corté dos veces seis cosechas bajo el ardiente sol
Y luego fui promovido de segador a conductor
Por once años conduje un grupo de segadores
Y nuestra mano cortó los campos númidas
Este trabajo y mi frugal estilo de vida me beneficiaron
Y me hicieron dueño de una casa y me proporcionaron una hacienda
Y esa misma casa no carece de ninguna riqueza
Y mi vida obtuvo el fruto de los honores
Y yo mismo fui incluido entre los decuriones.
Elegido por el orden de los decuriones me senté en el templo del orden
Y de un simple campesino llegué a ser un censor.
Engendré y vi crecer a mis hijos y queridos nietos
Y por los méritos de mi vida transité años distinguidos
A los que ninguna mala lengua ha herido con un reproche.
Aprended, mortales, a transitar una vida sin reproche,
Así mereció morir el que vivió sin engaños.

La historia aquí relatada es clara y sorprendente. Nuestro segador pasó de ser un trabajador manual ubicado en los escalones más bajos de la sociedad romana a ser un pequeño notable local, traspasando de esta forma la rígida frontera que separaba a las cateorías socio-jurídicas de humiliores y honestiores. Por supuesto, el gran problema desde el punto de vista de la historia social es determinar que tan común o excepcional fue en el Bajo Imperio Romano un ascenso social de este tipo.