martes, 31 de marzo de 2009

Aprender idiomas antiguos gratis (en Buenos Aires)


En una entrada reciente discutía algunas ideas sobre cómo aprender latín. Sin duda idiomas como el árabe clásico, el copto, el hebreo o el nubio plantean, en comparación, un desafío casi imposible. Pero quienes viven en Buenos Aires o sus cercanías pueden acceder a una excelente oportunidad de introducirse a esos idiomas y otros temas importantes relacionados con la investigación histórica de la Antigüedad Tardía. El distinguido bizantinista Pablo Ubierna me hizo llegar la siguiente información sobre una serie de cursos de estos temas organizados por el Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas (IMHICIHU) del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET):

Programa Práctico de Lenguas y Culturas para el estudio del mundo tardo-antiguo y medieval

El presente programa tiene como objetivo facilitar la formación de estudiantes universitarios en las diversas disciplinas relacionadas con el mundo tardo antiguo, y medieval a partir de la adquisición de los instrumentos prácticos necesarios para su estudio. Los cursos se centrarán en la enseñanza de las lenguas (estructuradas en tres niveles anuales) indispensables para el acceso a las fuentes así como en el estudio de la numismática y del contexto material.

Cursos 2009

Lenguas y Culturas

  • Árabe Clásico I. Docente: Federico Bruzzone, jueves: 15:00-16:30
  • Copto I Docente: Diego M. Santos, jueves: 13:30-15:00
  • Copto II Docente: Diego M. Santos. Horario a designar.
  • Hebreo bíblico I (cont.). Docente: Samuel Almada. Miércoles 18.30-20.00
  • Nórdico Antiguo I. Docentes: Santiago Barreiro y Sergio Ribnikov. Jueves: 18:00-19:30
  • Nubio Antiguo. Docente: Diego Santos. Lunes: 12:00-13:30.
  • Siríaco I. Docente: Pablo Ubierna, jueves: 16:30-18:00.
  • Siríaco II. Docente: Pablo Ubierna, jueves 18:30-20:00.

Seminarios

  • Seminario de Introducción a la Numismática Clásica y Medieval. Docente: Damián Salgado. Jueves 18:30-20:00
  • Grupo de Estudio de Historia del Imperio Sasánida y lenguas iranias (persa maniqueo, pahlavi y sogdiano). Miércoles 13:30-15:00.
  • Seminario de Historia de la Civilización Bizantina y del Cristianismo Oriental I (ss. IV-VII). Docentes: Héctor R. Francisco – Pablo Ubierna. Horario a designar
  • Seminario de Paleografía latina medieval Docente: Alfonso Hernández. Segundo cuatrimestre.
  • Grupo de Estudio sobre Historia Monetaria Romana. Imperio Galo-Romano (1er cuatrimestre) e Historia Monetaria del Oriente Romano, cecas locales (2do cuatrimestre). Coordinador : Damián Salgado.

Calendario Académico: inicio de los cursos: 11 de abril. Fin de clases: 4 de diciembre. Receso de invierno: 10-17 de julio. Horas Cátedra: 48 hs. Sistema de Evaluación: los cursos requieren un 75% de asistencia y la aprobación de parciales y final. Se entregarán certificados.
Los cursos son gratuitos. 
Vacantes limitadas. Preinscripción:www.edadmed ia.net/cursos.html

Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas 
Consejo Nacional de Investigaciones Científicasy Técnicas.
Saavedra 15, 5º piso. 1083 - Buenos Aires, Argentina.
Tel./Fax: (54-11) 4953-2042 / 8548 ext. 202/216.
imhicihu@conicet.gov.ar / www.imhicihu-conicet.gov.ar

miércoles, 25 de marzo de 2009

La muerte del rey Eduardo II y la veracidad en la historia



En relación con mi última entrada, La Dame Masquée (autora de un interesante nuevo blog: De reyes dioses y héroes) me pregunta por mi opinión respecto de la veracidad de la anécdota sobre la muerte del rey Eduardo II de Inglaterra. El problema de la verdad en la historia es muy complejo. No pretendo, por supuesto, profundizar aquí en un tema con implicaciones epistemológicas tan complejas y debatidas, sino sólo ofrecer algunas reflexiones personales que puedan responder a esta consulta.

La anécdota sobre una ambigua frase latina utilizada como instrumento para lo que podríamos denominar un “asesinato perfecto” tiene un encanto novelístico indudable. Nada hace tan atractivo un relato como una conspiración llena de intriga y sorpresas. No debe asombrarnos, en consecuencia, la inclusión frecuente de la anécdota en obras literarias, desde las crónicas inglesas de Thomas de la Moor y Holinshed, a la tragedia de Marlowe y la novela histórica de M. Druon. Pero lo que hace atractiva la anécdota para la literatura es, precisamente, lo que la hace sospechosa para la investigación histórica.

La tendencia a conectar hechos aislados y adornarlos con nuevos elementos es inherente a la construcción de todo relato y muy común en las crónicas medievales. Aquí opera frecuentemente la lógica del post hoc, ergo propter hoc. La presencia de elementos novelísticos debe, entonces, poner en guardia al investigador y hacerle presumir una posible elaboración y estilización de los hechos. Un argumento de peso contra la anécdota es, sin embargo, el hecho de que la misma no es mencionada por la crónica más cercana a los eventos (la Anonimalle Chronicle), sino por crónicas más distantes en el tiempo.


Dejando a un lado la valoración de las fuentes, el argumento más fuerte contra la anécdota tiene que ver con la credibilidad o coherencia interna de la misma. Parece muy improbable que se hubiera utilizado una orden escrita en latín para comunicarse con los guardias que cuidaban a Eduardo (pues ellos eran, con toda probabilidad, analfabetos). En la anécdota, por otra parte, la idea de la frase en latín es adjudicada a Adam Orleton, obispo de Hereford, quien aparentemente no se encontraba en Inglaterra en este período. Finalmente, si la reina y Mortimer realmente ordenaron asesinar a Eduardo, tenían mecanismos más seguros que una frase ambigua para transmitir una orden directa sin que la misma se conociera.

Nada de esto quiere decir que podamos probar que la anécdota es falsa. Ese tipo de certezas absolutas es, con frecuencia, inalcanzable en la historia.

En la posible veracidad de su relato reside mucho del encanto de la novela histórica. A la historiografía, sin embargo, no le alcanza con la posibilidad, tiene que demostrar que su relato es, por lo menos, probablemente verdadero.

Una nueva vía de contacto


Algunas de las, en mi opinión, mejores entradas de este blog han sido el resultado de consultas o contribuciones de algunos de sus lectores. El mecanismo de los comentarios no es, sin embargo, siempre la vía más cómoda para establecer un diálogo directo. Por ello he creado una cuenta de mail específica para que los lectores de Citas Latinas y de Monedas Antiguas puedan escribirme:

citaslatinas@gmail.com

Todo tipo de comentarios, críticas y sugerencias serán bienvenidas. También propuestas de temas a tratar, consultas sobre frases en latín, monedas griegas y romanas, temas de historia antigua, etc. Prometo responder en la medida que mis conocimientos lo permitan.

Esto no significa, sin embargo, que en el futuro vaya a prestar menos atención a los comentarios escritos en esta página, por el contrario.

Espero vuestros e-mails!

(esta entrada aparece en mis dos blogs, perdón por la repetición pero es probable que haya muchos lectores que se interesen sólo por uno de ellos)

jueves, 19 de marzo de 2009

Una coma puede decidir sobre vida o muerte




Un lector de este blog (Auringal) me consulta sobre una interesante historia en torno a la muerte del rey Eduardo II de Inglaterra (1284-1327?), en la que una frase en latín jugó, supuestamente, un papel central.

Eduardo II, el séptimo monarca inglés de la dinastía Plantagenet, no se reveló como un gobernante hábil. Los años en que ocupó el trono fueron una época de crisis política y militar. La figura más prominente de su reinado fue su esposa, Isabel de Francia (1295-1358), la hija del rey Felipe IV de ese país. El matrimonio dio a luz a cuatro hijos, no fue, sin embargo, feliz. El problema eran las inclinaciones homosexuales de Eduardo, quien prefería compartir su tiempo con sus favoritos, dejando de lado a su esposa. Isabela abandonó, finalmente, a su esposo, partiendo a Francia en compañía de su amante, Roger Mortimer. Ellos regresarían en 1326 al frente de un ejército mercenario para derrocar al desafortunado Eduardo y asumir la regencia en nombre de su hijo Eduardo III.

Una vez adueñados del poder, Roger e Isabel quisieron eliminar a Eduardo II pero de tal forma que no se los juzgara personalmente responsables del hecho. Según la leyenda, para ello habrían redactado la siguiente ambigua orden en latín:

Eduardum occidere nolite timere bonum est

El significado de la misma varía considerablemente de acuerdo a dónde se coloque una coma. Si la misma se escribe después de “nolite”, la frase puede traducirse como:

No querráis matar a Eduardo, es bueno temer

Pero si la coma se coloca detrás de “timere”, entonces el significado es el siguiente:

No temais matar a Edurado, (esto) es bueno

Isabel y Roeger al frente de sus tropas

Es necesario aclarar que se trata, muy probablemente, de una invención sin base real histórica. El relato aparece ya en las crónicas inglesas de Thomas de la Moor y de Holinshed y debe su difusión posterior al genial dramaturgo, contemporáneo de Shakespeare, Christopher Marlowe, quien la incluye en su tragedia Eduardo II. La historia es hoy en día también conocida, en buena medida, por ser mencionada por M. Druon en su serie de novelas históricas.

La anécdota es un ejemplo brillante a la hora de ilustrar la importancia de los signos de puntuación.

Antes de terminar, sería bueno añadir que, finalmente, Eduardo III tomó el poder bajo su control, hizo ejecutar a Roger Mortimer y confinar a su madre a un castillo, donde ella permaneció hasta su muerte.

martes, 10 de marzo de 2009

Hermann Dessau y la epigrafía latina



Uno de los más brillantes discípulos de Theodor Mommsen fue el hoy casi olvidado Hermann Dessau (1856-1931). Por su origen judío, Dessau nunca alcanzó, pese al apoyo de su influyente director, un cargo de profesor ordinario en la conservadora Alemania imperial. Su tarea de investigación principal fue llevada a cabo en la Academia Prusiana de Ciencias como colaborador del proyecto fundado por Mommsen para recopilar y publicar los textos de todas las inscripciones latinas conservadas del mundo antiguo, el Corpus Inscriptionum Latinarum (abreviado normalmente CIL). Dessau fue un verdadero maestro de la epigrafía y contribuyó no menos que su director al gran éxito de esta empresa. Fue uno de los iniciadores de la aplicación de la información obtenida de las inscripciones para la reconstrucción de las biografías colectivas de todas las personas conocidas del Imperio Romano, idea que culminó en la publicación de la primera edición de la Prosopographia Imperii Romani.


Los trabajos de Dessau han resistido el paso del tiempo en forma admirable. Como intentos tardíos de remediar la falta de reconocimiento que marcó en vida su carrera, en las últimas décadas se han ido concentrando distintos tipos de homenajes, especialmente el congreso organizado en el año 2006 para celebrar los 150 años de su nacimiento. En este contexto, es un hecho digno de celebrarse, que algunas de las grandes contribuciones académicas de Dessau puedan ser descargadas en forma gratuita de Internet gracias al text archive. Desde hace unas semanas se encuentran disponibles los 3 volúmenes de sus Inscriptiones Latinae Selectae (Abreviado normalmente ILS). El ILS es una obra maestra de la epigrafía. Uno podría definirlo como una selección de “lo mejor del CIL”. Es decir, una compilación de las inscripciones históricamente más relevantes que se conservan de la Antigüedad romana, acompañadas de un exhaustivo y brillante comentario que todavía hoy no ha sido superado por producciones posteriores.


Las inscripciones tienen un valor único como fuentes para el estudio histórico de la sociedad romana puesto que nos presentan un testimonio transmitido directamente desde la Antigüedad hasta nuestra era sin mediación de la trascripción, como es el caso con las fuentes literarias. Éstas, por el contrario, nos han sido transmitidas mediante una serie de reproducciones en la Antigüedad Tardía y la Edad Media. Este proceso de copiado introdujo distorsiones en los textos que deben ser resueltas mediante la crítica filológica. Por otra parte, esa transmisión implicó un proceso de selección, pues sólo se conservaron aquellos textos que en las distintas épocas fueron considerados lo suficientemente valiosos como para ser nuevamente copiados. Las fuentes epigráficas por el contrario, han sido seleccionadas generalmente sólo por el azar que determinó su conservación en cada caso particular, representando, por lo tanto, una muestra menos tendenciosa de información. Las inscripciones son, entonces, en muchos casos, fuentes primarias conectadas directamente con los períodos en estudio, mientras que la mayoría de las fuentes literarias debe clasificarse como fuentes secundarias. Las inscripciones son fuentes imprescindibles para el conocimiento de la historia romana. Del estudio de las inscripciones se ocupa la epigrafía, sin duda, una de las ciencias auxiliares más importantes en el ámbito de la historia antigua.

El término ciencia puede parecer en este contexto algo presuntuoso, pero es puramente convencional. Se trata en realidad de una serie de técnicas asociadas con la recopilación, desciframiento, edición y análisis de este grupo de fuentes de tanta importancia, las inscripciones. El término epigrafía se deriva del verbo griego epigraphein, que significa escribir sobre o inscribir. Creo que todos los estudiosos o amantes de la Antigüedad pueden beneficiarse del estudio de las obras de Dessau. No se trata, por cierto, de manuales introductorios, se requiere de importantes conocimientos previos para poder aprovechar estos textos. Quienes deseen aproximarse a este tema pueden comenzar con el siguiente (excelente) cuadernillo introductorio.

La fascinación por las monedas antiguas



Áureo de Augusto - RIC I 316
foto de Joe Geranio - bajo licencia de Creative commons


Escribir dos blogs es resignarse a un cierto grado de esquizofrenia. Es necesario asumir dos personalidades distintas y mantenerlas consecuentemente a lo largo del tiempo. Lo más curioso es cuando uno siente celos de sí mismo porque uno de sus blogs es mucho más exitoso que el otro. Creo que me encuentro en esa situación ahora. El domingo 1° de marzo mi blog monedas antiguas superó todos mis record y obtuvo 6335 visitas en un día. El aluvión se debió, sobre todo, a que la entrada sobre una enigmática moneda de oro del emperador Augusto alcanzó la portada de menéame. Por supuesto, los números no tardaron muchos días en normalizarse, sin embargo, se consolida una tendencia: monedas antiguas supera a citas latinas en tráfico casi todos los días. Lo extraño es que monedas antiguas surgió sólo como un apéndice o complemento, con el objetivo de no diversificar demasiado el contenido de citas latinas con un tema que -según me parecía- sería interesante sólo a muy pocas personas(!) Sólo me queda explicar este fenómeno por la especial fascinación que ejercen las monedas antiguas. Creía que sólo yo padecía bajo su hechizo, pero parece tratarse de una condición general.

domingo, 1 de marzo de 2009

Cómo aprender latín


Un lector de este blog me ha consultado sobre la mejor forma de aprender latín. No es fácil dar una respuesta. Sin duda, el camino más sencillo hacia el dominio de ese idioma sería asistir a un curso dictado por un profesor capacitado pero, probablemente, por cuestiones de tiempo, esa vía estará vedada para la mayoría de los lectores. Afortunadamente, existen otras posibilidades, pero ellas requieren un esfuerzo mucho mayor y un grado de autodisciplina considerable.

La imagen tradicional de la clase de latín

El aprendizaje en soledad de cualquier idioma representa un gran desafío. Más aún en el caso del latín, que tiene una presencia ínfima en el mundo cotidiano. La imagen más difundida de la enseñanza del latín tiende a desalentar a los potenciales interesados. Podríamos ilustrarla con aquella famosa escena de la película La sociedad de los poetas muertos (en España: El club de los poetas muertos) que presenta a los alumnos repitiendo mecánicamente, e innumerables veces, las declinaciones. La clase de latín aparece aquí como prototipo de la enseñanza anticuada y autoritaria que el protagonista cuestiona. No se trata, ciertamente, de una invención cinematográfica, yo mismo fui introducido al latín de forma semejante. Puedo decir que por muchos años no aprendí latín, sino a traducir del latín al español. Sólo en Alemania tomé contacto con metodologías más activas que cambiaron radicalmente mi relación con el idioma antiguo. Allí tuve oportunidad de realizar cursos de traducción, composición y conversación en latín (una peculiaridad en algunas universidades alemanas), además de cursos similares de griego. Creo que estos cursos me dieron herramientas imprescindibles, pero he aprendido también mucho por mi cuenta a través de la lectura y la traducción de autores latinos.

Los nuevos métodos

Quien desee aprender latín por su cuenta dispone hoy, afortunadamente, de una serie de opciones más amables. A fines de la década de 1950 comenzaron a hacer su aparición metodologías con un mayor desarrollo didáctico, que intentan una aproximación similar a la utilizada para el aprendizaje de lenguas modernas. Revolucionario fue el “método directo” desarrollado por el danés H. H. Orberg en su Lingua Latina secundum naturae rationem explicata. El texto se encuentra completamente en latín y sumerge al estudiante de lleno en el idioma a aprender. Poco después surgieron otros métodos semejantes como Latin by the natural method de W. Most. Personalmente, he tenido más contacto con el Cambridge Latin Course, que recomiendo por su contenido histórico para aquellos que dominan el inglés. Estos métodos coinciden en que no pretenden sólo enseñar a traducir, sino lograr que el estudiante utilice la lengua latina en forma activa.

Sobre el método de Orberg existe una excelente página en español que os recomiendo visitéis por más información.
En Youtube hay muchos videos de clases de latín según este método. Aquí sólo un ejemplo:
Por supuesto, en Internet hay, además, muchos materiales que pueden ser muy útiles para quien estudia latín. Por mencionar sólo algunos:
Podeís encontrar una colección de más recursos aquí.