sábado, 31 de mayo de 2008

Cave Canem!






Cuidado con el perro


(de un Mosaico Pompeyano)

Las ruinas de Pompeya constituyen -por su riqueza informativa- un testimonio único de la vida cotidiana de una ciudad del Imperio Romano. El visitante moderno del parque arqueológico cercano a Nápoles se siente doblemente sorprendido. En primer lugar, por la imagen “moderna” que tanto el trazado urbano como sus edificios y viviendas transmiten, lo que produce una sensación de cercanía con sus habitantes antiguos. En segundo lugar, también asombran al visitante los numerosos elementos exóticos, especialmente las representaciones en frescos, mosaicos y relieves. Las mismas evidencian que esa cercanía en lo edilicio y urbanístico es en buena medida superficial y se contrapone a una gran distancia en lo cultural.

Pero hay un mosaico que sorprende invariablemente a los visitantes por su indudable familiaridad y es reproducido lucrativamente por los vendedores de souvenirs. El mismo se encuentra en el piso del vestíbulo de la denominada “casa del poeta trágico” (una vivienda con decoración especialmente exquisita) y representa un perro encadenado acompañado de la breve inscripción cave canem, cuidado con el perro. Una imagen similar es descripta por Petronio (Satyricon 29) y otros hallazgos arqueológicos indican que se trata de un motivo frecuente.

Esta breve expresión (muy distinta de las profundas y filosóficas reflexiones comentadas normalmente en este blog) tiene un encanto especial. Ella es, en mi opinión, una muestra especialmente poderosa de la fuerza y magia con que el latín puede revestir hasta lo más banal.


Atrio de la Casa del Poeta Trágico



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